En estos días de confinamiento, y gracias a la labor de fabricantes y distribuidores de cerveza, muchos de vosotros habéis podido disfrutar de una buena cerveza artesana en casa, a pesar del cierre de los establecimientos hosteleros. Si esto hubiera pasado hace poco más de un siglo, cuando el envasado no existía, el tema hubiese estado un poco más difícil, al menos, hasta la llegada del “growler”. ¿Conocéis la historia de este envase que, hoy en día, vuelve a ser tendencia? Pues atentos, que nosotros os la contamos. Y no solo eso, sino que, además, os anunciamos que arrancamos con este formato. Seguid leyendo para conocer los detalles.

Un envase para beber en casa.
Durante el siglo XIX, la cerveza se consumía, fundamentalmente, en las cervecerías o en aquellas fábricas elaboradoras que habían creado un pequeño bar, es decir, lo que hoy conocemos como un “taproom”. Sin embargo, no sabemos bien si porque los consumidores lo demandaban o porque los cerveceros se dieron cuenta de que había una excelente oportunidad de incrementar sus ventas si ideaban un envase para que los parroquianos pudiesen llevarse la cerveza a casa, lo cierto es que acabó apareciendo en el mercado el formato “growler”.

Su nombre procede del verbo inglés “to growl” que, literalmente, significa gruñir. Existen varias teorías acerca de este nombre. Unas dicen que es por el sonido que hacía el gas carbónico al destapar el recipiente para beberlo. Otras aseguran que era por las discusiones que había entre el cantinero y el consumidor porque los primeros los rellenaban con menos cantidad de la que realmente cabía y eso les valía un gruñido por parte de los compradores.

Sea como fuere, el “growler”, que cayó en desuso con la aparición de la distribución masiva de cerveza durante el siglo XX, ha recuperado su antiguo esplendor gracias al sector de cerveza artesana, donde se ha ido popularizando su uso, primero en estados Unidos y, más tarde, en Europa.

Vuelta a las buenas costumbres: Yria lanza el formato “growler”rellenable.
A los que ya somos un poco menos jóvenes no nos costará recordar la compra de productos a granel llevando un envase propio, tan común en la época de nuestros abuelos. Conceptos hoy tan demandados, como la reutilización y el reciclaje, así la apuesta por la sostenibilidad, eran ya una realidad en aquella época, cuando el término “desechable” apenas existía.

El uso de este tipo de envases recupera esta esencia. Es un modo fantástico, no solo de contribuir al cuidado del medio ambiente reutilizando el recipiente, sino también de aportar ese punto romántico que supone acudir al punto de distribución a rellenar el “growler” con nuestra cerveza favorita y disfrutar de ella en casa.

Aunque algunos growlers son verdaderas obras de arte, en Cervezas Yria hemos querido apostar por este formato sencillo – barato – y funcional 1 litro, en cristal topacio con tapón de rosca. El sistema, mientras dure en confinamiento, es muy sencillo. Solicitáis vuestro growler dentro de la carta que ofrecemos, os lo llevamos a casa a un precio ajustado y con una fianza por el envase. En sucesivos pedido, os recogeríamos el growler al entregar otro y procedemos a desinfectarlo usando oxígeno activo. Podeis personalizar el vuestro con pegatinas o nombre, para aseguraros que solo vosotros lo usais, o bien quedároslo para cualquier uso. En el futuro también se podrá acercar a nuestro almacén a rellenarlos, tenemos un emocionante proyecto de taproom que ya os iremos contando

Este envase asegura que la cerveza conserve su frescura y el carbónico, y dura varios días en perfecto estado. Incluso se puede abrir y cerrar, en cuyo caso hay que consumirla dentro de los dos días siguientes. Si no vives en Valdemoro, también los enviamos por mensajería dentro de los pedidos de distribución… Animaos a probarlo, repetiréis, y a preguntar toda duda que os surja.

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